Categoría: piratería política
Cobrar porque salga el Sol
Por su interés, transcribo integro el Editorial de La Gaceta del día de hoy:
Este Gobierno que tan esquivo se muestra a la hora de explicar el rescate del Alakrana, que, incomprensiblemente, intenta que interpretemos como un éxito, tiene, al parecer, bastante que ocultar porque en su momento se embarcó en operaciones encubiertas que, muy lejos de salirle bien, acabaron de manera completamente esperpéntica.
Según revela hoy LA GACETA, en abril de 2008 y tras el pago del rescate por el Playa de Bakio, el CNI, entonces bajo la experta batuta de Alberto Saiz, trató de imitar la acción de castigo ejecutada por fuerzas francesas, apenas unas semanas antes, a consecuencia de la captura de un yate de recreo. No se puede leer la noticia sin experimentar una intensa sensación de sonrojo.
Nuestro Gobierno parece haber caído en la costumbre de ocultar cuanto realmente hace tras una espesa capa de literatura idealista. El caso que nos ocupa no se puede considerar como una anécdota más en la larga relación de chapuzas de este Gobierno. Resulta que mientras la vicepresidenta se empleaba a fondo para explicarnos las habilidades de la diplomacia española, unos agentes bastante especiales se dedicaban a formar una banda de la porra para recuperar el dinero entregado.
Es absolutamente intolerable que un Gobierno que pone toda clase de pegas a la actuación de la fuerza legítima, y que es capaz de ridiculizar a nuestros soldados obligándoles a confesar que son incapaces de acertar a una lancha desde un helicóptero se atreva, al tiempo, a organizar una especie de GAL somalí para vengarse por lo bajinis de las afrentas de los piratas. Por lo visto, a este Gobierno únicamente le preocupan las víctimas de las que puedan hablar los periódicos, y le traen al pairo las muertes, si se puede librar de que nadie se las atribuya. Se trata, como es obvio, de un ejemplo más de la política de plena trasparencia a la que nos ha acostumbrado el Gobierno que nunca iba a mentir. ¿Cómo es posible que se renuncie a las acciones militares, perfectamente legítimas, y en cuya preparación invertimos cuantiosas partidas presupuestarias, para poner en marcha chapuceras maniobras ilegales que, además, suelen tener un final tan ridículo como el que han tenido?
Este Gobierno está tan completamente condicionado por la propaganda contra la guerra que agitó de manera absolutamente hipócrita e irresponsable contra el PP, que es completamente incapaz de dirigir con mano firme la acción de nuestras Fuerzas Armadas cuando están en juego los intereses nacionales o las vidas de nuestros compatriotas. Todavía habrá algunos ingenuos, o bobos, que piensen que la razón de fondo está en ese supuesto pacifismo que pretenden promover, como muestra de su superior condición moral. Sucesos como el que hoy relata este periódico dejan al descubierto la doble moral del Ejecutivo y su absoluta falta de respeto a cualquier forma de legalidad. No ha habido ningún inconveniente, por ejemplo, en eliminar somalíes, con el riesgo cierto de matar incluso a inocentes, dado el método de castigo elegido, cuando se ha podido esconder la mano suficientemente a tiempo.
Es inevitable recordar el GAL, por el empleo de mercenarios, por la absoluta falta de escrúpulos y por la forma chapucera de ejecutar la operación que, finalmente, se ha puesto al descubierto. Ahora aparecerán también los garzones dispuestos a lavar las manchas del Ejecutivo para que este GAL con chilaba se convierta también en una maledicencia, para que no se pueda mancillar la figura intocable de nuestro príncipe de la paz.
¿Navega libremente el Alakrana?
Nuestro presidente puso su gesto más solemne para decir la frase que llevaba varios días deseando pronunciar, “El Alakrana ya navega libremente y todos los miembros de la tripulación están sanos y salvos”, es decir que casi se puso épico. Los hermeneutas radicales, a los que supuestamente se asemeja el pensamiento de Zapatero, profesan la convicción de que la épica es peligrosa porque, habitualmente, oculta alguna fechoría. El hecho de que Zapatero haya transgredido accidentalmente su forma de pensar preferida, el discurso civilizatorio al que es tan aficionado, y haya recurrido, sin ninguna improvisación, al recurso épico revela que debe encontrarse en un aprieto. ¿Se habrá convertido acaso Zapatero en un utilitarista al estilo de González, al que solo le importaba que el gato cazase, independientemente de su pelaje? No lo creo. El recurso a una retórica inhabitual en Zapatero podría también indicar que se ha vuelto sensible a las emociones patrióticas, al fin y al cabo dirige el gobierno de España, según dicen los anuncios.
El secuestro del Alakrana ha sido un calvario para el gobierno por alguna razón adicional a la más obvia, que no pienso negarle. El gobierno se estaba quedando en cueros ante la opinión nacional porque es muy sencillo hacer una pregunta realmente simple: ¿Para qué nos estamos gastando lo que nos cuesta esta administración si ni siquiera es capaz de liberar a unos pescadores que han caído en manos de unos piratas de aspecto tan desarrapado? ¿Por qué hemos de mantener unas costosísimas fragatas que no nos sirven siquiera para recuperar por la fuerza un enorme barco que ha caído en manos de una chalupa? ¿Para qué demonios queremos el CNI, las embajadas y los miles de asesores si no sirven ni para un apuro relativamente ligero y que, además, era perfectamente previsible que volviera a suceder?
Bernardino León, que lleva fama de empollón, ya advirtió días atrás que convenía ver una peli americana para darse cuenta de lo peligrosos que son los somalíes, es decir que si ni siquiera los americanos pueden con esta gente ¿cómo vamos a poder nosotros? Estuvo hábil el Bernardino, pero su estratagema no sirve para contestar la pregunta principal. Entre españoles, el gobierno tiene que tener un halo de misterio, de poder indestructible y por eso hay tanto monárquico y somos tan prontos a la sumisión y al acato. El gobierno inspira respeto, son los que mandan y hay que obedecerles. Bien pues era precisamente esta premisa la que se estaba tambaleando peligrosamente. Por esa razón llamó Zapatero a La Moncloa a las mujeres de los marineros y, sin necesidad de intimidarlas, consiguió que cierta espera tranquila se adueñase de su ánimo, porque la verdad es que esas vascas estaban a punto de tirar por tierra todo el tinglado de la farsa. Zapatero no les mostró ningún arma secreta, pero, como suele hacer este gobierno, supo hacer promesas contantes y sonantes.
Yo sé muy bien que no es de buen tono preguntar ahora por el precio que todos hemos pagado con este asunto. No lo voy a hacer, pero me digo a mi mismo, y digo a quienes me puedan leer, que hemos dado un ejemplo de impotencia, de debilidad y de cobardía que solo podrá borrarse con mucha determinación y con mucha inteligencia. No sé si este gobierno será capaz de hacerlo, más bien creo que no tenga ninguna intención de ponerse a ello. Sus intereses más altos han quedado a salvo, el único daño que les importa seguramente se ha evitado a tiempo.
Pero la vida es larga, y nuestros barcos seguirán navegando por mares de piratas que se sentirán completamente seguros de que ningún buque español les vaya a poner seria resistencia. Nos han tomado la medida, han confirmado lo que aprendieron con el Playa de Baquio, que somos un país fácil, razonable, dispuesto al negocio. Hemos dado un ejemplo completo de la firmeza de nuestras instituciones, con la posible excepción de la dignidad de la justicia. El político que quería dialogar con ETA estará lamentando la oportunidad perdida por la cabezonería de algunos y por lo imprecisos y marrulleros que son los jefes de esa banda. Él, que se ha entendido a la perfección con los somalíes, podría haber logrado una paz en Euskadi que unos cuantos intransigentes le han echado a perder.
Se ha demostrado, una vez más, que esto de la alianza de las civilizaciones funciona estupendamente a nada que se suelta algo de dinerillo. Zapatero ha recurrido a la épica porque piensa que, en adelante, es hora de sacar pecho. Los necios de siempre le atacarán tratando de buscar los cinco píes al gato del rescate, pero, ya lo ha dicho la vicepresidenta con su piquito de oro, el gobierno no ha hecho otra cosa que cumplir la ley y moverse discretamente por el buen fin de un asunto tan desagradable. Lo que hace falta es que se deje trabajar al gobierno en paz: han bastado unos días de contención de la crítica y se ha producido el milagro de la liberación, el Alakrana navega de nuevo hacia casa.
[Publicado en El Confidencial]
Fernández de la Vega razona
Mucha gente pensará que no hace otra cosa que cambiar de ropa, una apreciación que seguramente se deberá a prejuicios inconfesables, pero la verdad es que la vicepresidenta está superando ampliamente el antecedente de Fray Gerundio a la hora de argumentar con brío, contundencia y acuidad.
Ahora resulta que el PP se pone estrecho y pretende criticar las gestiones del gobierno con el Alakrana, cuando resulta que se ha liberado a los marineros en menos de cincuenta días, y sin desatender ni uno solo de los restantes asuntos del gobierno, desde la alianza de las civilizaciones hasta la ampliación de derechos en materia de aborto. Además, el caso ha salido barato, como dijo el otro día uno de esos genios del periodismo que siempre descubren que Zapatero está en lo cierto.
¿Qué se puede decir de gente tan atrabiliaria que pone en duda el buen hacer del gobierno y los brillantísimos resultados de su gestión? Sin perder el aplomo, la Vicepresidenta primera ha dado, una vez más, en el clavo; con una frase de apenas siete palabras ha puesto a la derecha de este país donde le corresponde. Que se entere todo el mundo, que nadie se llame a engaño: “la derecha está de parte de los piratas”.
Ya era hora de que se dijesen las cosas claras: la derecha liberal y desregulatoria nos ha traído esta crisis y está de parte de los piratas. ¿No ven la cara de bucanero de Rajoy? ¡Están listos estos del PP con una vicepresidenta tan aguda! Son unos desagradecidos y unos insensibles que no son capaces de acompañar la emoción del presidente en uno de los momentos más altos de su eficacia gestora, cuando pudo decir, no sin emoción, “El Alakrana ya navega libremente y todos los miembros de la tripulación están sanos y salvos” Es tristísimo vivir en un país cuya oposición no celebra los éxitos del gobierno como se merece; menos mal que tenemos a la vice para aclarar el panorama y poner freno a la demagogia de estos piratas de pacotilla que le quieren robar a Zapatero el apoyo popular. ¡No pasarán!